"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano" (Isaac Newton)
viernes, 4 de marzo de 2011
POESIA SOMOS TODOS
No sé por qué hoy he recordado el gusto que sentía por la poesía. Hace muchos, muchos años que no me siento con un libro de poemas entre las manos. Quizás relacione la poesía con la exaltación amorosa propia de la juventud, lo cual es erróneo, pues existen obras que poco o nada tienen que ver con el amor ; o tal vez es que ya no me seduzca su ritmo, su cadencia, su brevedad. Sea como sea olvidé la poesía en un cajón y lo cerré con llave, aunque afortunadamente yo siempre lo guardo todo “por si acaso” y esa llave no la tiré. Hoy he abierto un poquito ese cajón de aficiones olvidadas, las que no tengo tiempo ya de cultivar porque mi evolución personal me ha llevado por diversos caminos, algunos de ellos a años luz de la lírica.
A pesar de todo, algunos poemas dejaron una impronta imborrable en mi memoria, uno de ellos es este poema de Luis Cernuda, “Donde habite el olvido”. Si me preguntaran el motivo concreto no sabría responder, sólo sé que me toca de lleno en un lugar oculto del corazón, es así como funciona la poesía ¿no?
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Los poemas son un poco o un mucho como el arte plástico. Soy de la opinión de que hacer un comentario sesudo sobre un cuadro, una escultura o un poema intimista es poco menos que despojarles de su sentido original, de la intención, del sentimiento del pintor, escultor o poeta, del instante en que surgió en su pensamiento, de aquéllo que le inspiró. Creo que hay que salvaguardar esa magia de la creación y no hay intelecto ni verbo añadido que pueda traducir esa chispa en la imaginación. Pero esto es sólo una opinión, discutible, por supuesto.
También la poesía puede escucharse. La música es poesía. A veces con letra y otras muchas sin ella. Porque, como preguntaba Bécquer “¿Qué es poesía?...” Yo diría que algo que conmueve, una profunda emoción que nos hace trascender, conectar con la parte de nuestro yo que se camufla a diario en la cotidianeidad, que busca subterfugios para no manifestarse públicamente por vergüenza, por miedo o por pura cobardía; un yo muy nuestro, sólo nuestro, donde nadie puede llegar porque es la esencia misma que se funde con el Universo entero. Como decía Victor Hugo, “La música es el vapor del arte. Es a la poesía como el sueño al pensamiento, como el fluido al líquido, como el océano de las nubes es al océano de las ondas. Es el indefinido del infinito”
Hoy recuerdo a mis poetas preferidos como Bécquer, la mayoría de los poetas de la Generación del 27, Miguel Hernández, Neruda, Benedetti... igualmente a los clásicos como Garcilaso, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Quevedo....de este último destaco aquel maravilloso “Amor constante más allá de la muerte” del que hice unos cuantos comentarios (por obligación, tanto en el Instituto como en la Universidad)
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Me parece que es uno de los sonetos de amor, escritos en lengua castellana, más bonitos de todos los tiempos, esta imagen creo que puede ilustrar en parte el sentido que subyace en el poema, la pongo porque me parece en sí misma muy elocuente.
(Aunque he de confesar que lo que más me gustaba de Quevedo era la sátira, su inteligente y fina ironía o el dardo envenenado de su sarcasmo , aquel que se gastaba tirando a dar a sus más acérrimos enemigos).
Es curioso que he leído muy poca poesía extranjera. Supongo que el idioma es una barrera importante, traducir poesía debe ser dificilísimo porque se pierde la musicalidad y la armonía de las palabras. Una vez lo intenté con los poetas ingleses del XIX y me resultaba un poco farragoso, no sé si porque la edición no era buena, porque no captaba el sentido del poema o porque estaba en una etapa superficial en la que el Romanticismo me parecía un exceso.
Mientras escribo esto escucho a Aute, otro gran poeta del amor contemporáneo que, junto con Serrat y Sabina, forman la tríada de cantautores que más me han llegado a tocar la fibra sensible, cada uno a su manera.
“La poesía es el eco de la melodía del Universo en el corazón de los hombres” (Rabindranath Tagore)
”Y nada más.....y nada más......apenas nada más”, me voy con la música a otra parte :-)
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Ay, poesía, poesía... Sigo siendo un lector incansable de poesía, aunque cada vez es más difícil encontrar alguna flor entre tanta basura. Una recomendación, si se me permite:
ResponderEliminarÁngel Guinda (http://www.angelguinda.com/); creo que conectarás con él.
He visitado la página web que me recomiendas. Sí, claro, conectar con el poeta me resulta fácil, el mundo de las emociones me es bastante familiar.
ResponderEliminarEl otro día me compré un libro de sonetos de Shakespeare, por impulso, y ya forma parte de la larga lista de cosas pendientes. Ni siquiera sé si me gustará pero ya que retomo la poesía voy a empezar por los clásicos que nunca he leído, después me haré con algún poeta francés, me atreveré incluso a leerlo en su propia lengua :-)