"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano" (Isaac Newton)

sábado, 13 de agosto de 2011

DE LOS VIAJES






Viajar es un gran placer, creo que pocas personas pueden negar esta afirmación y si lo hacen es porque no han sido capaces nunca de descubrir la magia de los lugares que visitan. Yo tenía un profesor de Geografía que decía que hay personas que no viajan, que sólo se desplazan de lugar y a eso lo llaman viajar. Estoy de acuerdo, un viaje, para que sea productivo y placentero, ha de ser algo más que un mero desplazamiento entre dos puntos geográficos.

A mí me gusta bastante viajar pero no a cualquier parte. Tengo lugares proscritos: los trópicos y el desierto, fundamentalmente. En el primer caso se trata de una cuestión física (la hipotensión arterial), mi cuerpo no soportaría un clima tan cálido y húmedo; en el segundo sería una cuestión más psicológica, sentiría verdadera agorafobia sin un árbol bajo cuya sombra poder cobijarme. También me autolimito en cuanto al tema de la falta de libertad y la pobreza extrema, no iría a ningún país en el que se trate a las mujeres de manera vejatoria y donde carezcan de cualquier derecho, ni tampoco a aquellos países paupérrimos donde los turistas con poder adquisitivo se alojan en resorts de lujo mientras a los niños nativos se les comen las moscas, en estos casos ya se trata más bien de una cuestión de principios morales.



Me apetecen casi siempre los paisajes verdes y montañosos donde la bruma del amanecer envuelve pueblos y campos, lugares en los que, cuando el sol se hace un hueco entre las nubes, se ilumina un mar bravo que rompe en altos acantilados, donde el arco iris puede enmarcar con sus vivos colores un espeso bosque de hayas o robles.

Prefiero las pequeñas ciudades a las grandes urbes, aunque reconozco que entre estas últimas hay joyas maravillosas. Las prefiero así porque la gente que las habita es más auténtica, las costumbres de la región o del país están mucho más arraigadas y se recuerda más fácilmente el paso de la Historia con sus leyendas locales y su idiosincrasia. Es quizás esa pasión que siento por la Historia y el Arte por la que determinados países encabezan la lista de visitas o de deseos de visita, entre ellos por supuesto Italia o Grecia, aunque hay muchos más.

Hay países o regiones que aúnan todo lo que me gusta, coinciden en que allí las tribus celtas se asentaron con mayor profusión: Galicia, Asturias, Bretaña, Escocia, Irlanda......Siempre he dicho que de ser cierta la hipótesis de la reencarnación yo he debido vivir en alguno de esos lugares y en esa vida debí ser inmensamente feliz porque el simple hecho de escuchar el sonido de una gaita escocesa o bretona o gallega o irlandesa provoca que algo en mi interior se remueva, casi siempre con nostalgia.



A veces me pregunto si en un futuro muy futuro podremos elegir, más que el lugar al que desplazarnos (o teletransportarnos, que está mejor), el tiempo al que viajar. No tengo alma de exploradora por lo que las grandes aventuras de viajes espaciales para conocer nuevos mundos me traen un poco al pairo, yo voto porque se investigue en relación a poder desplazarnos en la dimensión tiempo y que luego poco a poco se perfeccionara añadiéndole la elección del lugar. Las películas en las que se inventa la máquina del tiempo me encantan lo que ocurre es que casi todas acaban fatal y no le sacan el partido que merece el invento.

Los viajes, al fin y al cabo, sean reales o imaginarios, hablan mucho de nosotros mismos, de nuestra personalidad, de nuestros sueños y esperanzas, de nuestras necesidades, del sentido de la propia existencia. Eso sí, siempre y cuando uno viaje por placer, por afán de conocimiento, por deseo de aventura y emoción, que no sea por esnobismo (lugares de moda), por dar envidia al vecino (cuanto más lejanos y exóticos, mejor) o por ostentación económica (que es una variedad del anterior pero en plan lujoso), en cuyo caso más que admirar o envidiar sanamente al viajero, le compadezco por su ser tan pobre de espíritu.

Otro día hablaré de los viajes imaginarios, que de esos hago diariamente unos cuantos :-):-)



2 comentarios:

  1. Efectivamente, Isabel. Viajar es lo mejor que se puede hacer. De hecho, yo trabajo para viajar. Y viajo siempre que puedo. Comparto casi todas tus preferencias, aunque mi espacio preferido para viajar es el Mediterráneo (porque en los lugares mediterráneos sé lo que tengo que hacer y lo que se espera de mí). Y respecto al desierto, la primera vez que estuve (en Túnez) me pareció un lugar mágico y desde luego que he de volver algún día.

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  2. No me disgusta el Mediterráneo, hay lugares preciosos en cualquiera de los países que forman parte de él, pero mi carácter es más nórdico, el caos, la desorganización, el hedonismo mediterráneo me causan mucha inseguridad, prefiero el orden, el respeto a las normas y el esfuerzo para la superación propio de los países de Europa occidental, y fundamentalmente el clima, cada vez llevo peor el calor.

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