"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano" (Isaac Newton)

miércoles, 28 de diciembre de 2011

CICLOTIMIA ESTACIONAL


La ciclotimia estacional es una mal (o un bien, según se mire) que hace oscilar el estado de ánimo dependiendo de la estación en que nos encontremos. La primavera suele ser época de euforia, el verano de aletargamiento durante el día y actividad frenética en las últimas horas de la tarde, el otoño de regocijo y exaltación poética, el invierno de apatía. En el transcurso de un año podemos sacar de nosotros mismos todos los yoes que llevamos dentro, los afortunados que tenemos varios, eso sí, porque existen muchas personas de pensamiento rígido que difícilmente pueden pendular entre los distintos estados de ánimo. Pobres mortales estables, ¡qué aburridos!.

A mí me da por escribir en este blog cada vez que pasamos de estación: cambio el gadget y pongo la foto apropiada, y me enfrento al folio en blanco tratando de arrancar unas palabras a mi ajetreada imaginación, que anda siempre enredada en mil cosas al tiempo y apenas me da para airearla de cuando en cuando. Y se me retuerce dentro de puras ganas de salir y en días como hoy le digo: Vale, bien, hoy toca, no te apures, que hace apenas cuatro días que ya el calendario solar marcó el solsticio, eres un poco impaciente....

Desolador y triste invierno para aquellos que carecen de perspectivas o de ideas (infinitamente más triste para los que no tienen un hogar confortable donde cobijarse o una familia y amigos que le quieran y a los que querer). Para aquellos otros bienaventurados que reciben esta estación como un regalo de paz y de reflexión, el invierno puede ser muy productivo porque ¿qué puede hacerse en una tarde fría y lluviosa, o en medio de un temporal de nieve? Pues quedarte al lado del radiador o de la chimenea en tu casa e imaginar, pensar, contar historias, leer, escribir, estudiar...vivir hacia dentro, en definitiva.

Bienvenido sea este leve toque ciclotímico, aunque de aquí a la primavera espero volver a engancharme al folio en blanco :-)

sábado, 24 de septiembre de 2011

LOS COLORES DEL OTOÑO


El otoño invita a pasear por los parques y jardines para disfrutar de toda la gama de colores que tiñen las hojas. El color que creo más hermoso es el dorado de los tilos y el más triste el púrpura de los arces.
El otoño a veces es silencio y otras veces es canto de sirena, atracción hacia la niebla cerrada que esconde el abismo. Pero no siempre es tristeza, también se halla el placer de mirarse hacia dentro, de reflexionar, de meditar sobre quienes somos, de escuchar el repiqueteo de los buenos momentos vividos, como si fuera lluvia que salpica en los cristales de la ventana.
Nostalgia y otoño van de la mano junto a la melancolía, pero después de un largo verano de risas, luz y superficialidad qué estupendo poder volver a zambullirnos en la rutina y en el calorcito del hogar, sentados en nuestro sillón preferido leyendo un buen libro.
Entre los solsticios y los equinoccios prefiero estos últimos y con diferencia la estación en la que ayer entramos. Estoy deseando que mi jardín se vista de otoño.

sábado, 13 de agosto de 2011

DE LOS VIAJES






Viajar es un gran placer, creo que pocas personas pueden negar esta afirmación y si lo hacen es porque no han sido capaces nunca de descubrir la magia de los lugares que visitan. Yo tenía un profesor de Geografía que decía que hay personas que no viajan, que sólo se desplazan de lugar y a eso lo llaman viajar. Estoy de acuerdo, un viaje, para que sea productivo y placentero, ha de ser algo más que un mero desplazamiento entre dos puntos geográficos.

A mí me gusta bastante viajar pero no a cualquier parte. Tengo lugares proscritos: los trópicos y el desierto, fundamentalmente. En el primer caso se trata de una cuestión física (la hipotensión arterial), mi cuerpo no soportaría un clima tan cálido y húmedo; en el segundo sería una cuestión más psicológica, sentiría verdadera agorafobia sin un árbol bajo cuya sombra poder cobijarme. También me autolimito en cuanto al tema de la falta de libertad y la pobreza extrema, no iría a ningún país en el que se trate a las mujeres de manera vejatoria y donde carezcan de cualquier derecho, ni tampoco a aquellos países paupérrimos donde los turistas con poder adquisitivo se alojan en resorts de lujo mientras a los niños nativos se les comen las moscas, en estos casos ya se trata más bien de una cuestión de principios morales.



Me apetecen casi siempre los paisajes verdes y montañosos donde la bruma del amanecer envuelve pueblos y campos, lugares en los que, cuando el sol se hace un hueco entre las nubes, se ilumina un mar bravo que rompe en altos acantilados, donde el arco iris puede enmarcar con sus vivos colores un espeso bosque de hayas o robles.

Prefiero las pequeñas ciudades a las grandes urbes, aunque reconozco que entre estas últimas hay joyas maravillosas. Las prefiero así porque la gente que las habita es más auténtica, las costumbres de la región o del país están mucho más arraigadas y se recuerda más fácilmente el paso de la Historia con sus leyendas locales y su idiosincrasia. Es quizás esa pasión que siento por la Historia y el Arte por la que determinados países encabezan la lista de visitas o de deseos de visita, entre ellos por supuesto Italia o Grecia, aunque hay muchos más.

Hay países o regiones que aúnan todo lo que me gusta, coinciden en que allí las tribus celtas se asentaron con mayor profusión: Galicia, Asturias, Bretaña, Escocia, Irlanda......Siempre he dicho que de ser cierta la hipótesis de la reencarnación yo he debido vivir en alguno de esos lugares y en esa vida debí ser inmensamente feliz porque el simple hecho de escuchar el sonido de una gaita escocesa o bretona o gallega o irlandesa provoca que algo en mi interior se remueva, casi siempre con nostalgia.



A veces me pregunto si en un futuro muy futuro podremos elegir, más que el lugar al que desplazarnos (o teletransportarnos, que está mejor), el tiempo al que viajar. No tengo alma de exploradora por lo que las grandes aventuras de viajes espaciales para conocer nuevos mundos me traen un poco al pairo, yo voto porque se investigue en relación a poder desplazarnos en la dimensión tiempo y que luego poco a poco se perfeccionara añadiéndole la elección del lugar. Las películas en las que se inventa la máquina del tiempo me encantan lo que ocurre es que casi todas acaban fatal y no le sacan el partido que merece el invento.

Los viajes, al fin y al cabo, sean reales o imaginarios, hablan mucho de nosotros mismos, de nuestra personalidad, de nuestros sueños y esperanzas, de nuestras necesidades, del sentido de la propia existencia. Eso sí, siempre y cuando uno viaje por placer, por afán de conocimiento, por deseo de aventura y emoción, que no sea por esnobismo (lugares de moda), por dar envidia al vecino (cuanto más lejanos y exóticos, mejor) o por ostentación económica (que es una variedad del anterior pero en plan lujoso), en cuyo caso más que admirar o envidiar sanamente al viajero, le compadezco por su ser tan pobre de espíritu.

Otro día hablaré de los viajes imaginarios, que de esos hago diariamente unos cuantos :-):-)



lunes, 25 de abril de 2011

DIA DEL LIBRO


Los libros son un refugio, un lugar en el que repostar cuando nuestro carburante vital se agota, cuando queremos descansar de tanta realidad. Abrir un libro es abrir una puerta a la ilusión, a la aventura, a la pasión, a los dilemas existenciales que habitualmente guardamos en el inconsciente; también, y sobre todo, al conocimiento intelectual y emocional. Al intelectual porque muchos ensayos nos enseñan materias que desconocemos o que sólo conocemos a medias. Al emocional porque todos y cada uno de los libros nos hablan de nosotros mismos, de los seres humanos, de sus cualidades y sus defectos, de sus grandezas y sus miserias, de las limitaciones y de las superaciones. Todos y cada uno de los libros hablan de ti, de mí, de todas las personas que nos rodean. Ensayo, novela, poesía, teatro, cuentos...cualquier género es bueno para olvidarnos del paso de las horas sumergidos en sus páginas.

Quién puede concebir un mundo sin libros, sin el intenso placer de adentrarse en el reino de la palabra escrita para dejarnos envolver en ella, en las historias que nos cuenta, en las ideas que multiplican las sinapsis de nuestras neuronas. El libro es un vehículo esencial para la comunicación. No importa el soporte, si está impreso o si utiliza la tecnología más actual para editarse, lo que importa es lo que contiene, lo que transmite.

Me gustan los libros, no puedo ni quiero evitarlo, y deseo rendirles con esta breve entrada un modesto homenaje en su día (aunque para mí sean todos los días su día especial). Han sido y son de los mejores compañeros que he encontrado en mi camino y espero que sigan siéndolo por mucho tiempo más, sea cual sea su forma de difusión.

domingo, 3 de abril de 2011

MELANCOLIA Y ASTENIA




Leo en una página sobre salud lo siguiente:
“ Una de cada diez personas sufre en mayor o menor medida astenia primaveral. Este trastorno, que surge con la llegada del buen tiempo, se caracteriza por un profundo cansancio, agotamiento, decaimiento y falta de energía para realizar la actividad habitual.

 Existen dos tipos de astenia primaveral: de origen físico que se suele manifestar a través de cansancio y debilitamiento corporal, y de origen nervioso que se caracteriza porque la persona muestra un especial cansancio a la hora de realizar alguna actividad mental.”
De entre los síntomas cita la tristeza inexplicable, tono vital bajo, cansancio, debilidad muscular....

Y yo pensaba que lo mío era más una prolongación de la melancolía invernal, la que se manifiesta desde mediados del otoño (coincidiendo con la caída de la hoja) y que se va haciendo cada vez más virulenta conforme los días se acortan hasta alcanzar su cénit a comienzos del mes de enero. Pues no, hay otra cosa que se parece a la melancolía y se llama astenia.

Los que estamos tocados por el divino dedo de Saturno también somos bendecidos por Ceres y su hija Proserpina. De la melancolía a la astenia, de la tristeza a la fatiga, de la hibernación a la siesta en el sofá (cuando hay tiempo para ello). Suerte que en mi carta astral también estoy iluminada por el Sol, por el locuaz Mercurio y por el guerrero Marte, todos allí, apelotonaditos junto a Saturno, en mi primera casa, llevándome y trayéndome de un lado a otro, sin descanso....Ahora un poquito de nostalgia; más tarde simpática verborrea, mientras saltas de un lado a otro con las alas que llevas pegadas a los pies; luego un ratito de alegría y vitalidad (pero no te acostumbres que andamos escasos en el Universo) y terminas buscando desafíos, discutiendo lo indiscutible, con la ira hinchándote la vena del cuello porque el amigo del casco y el escudo te susurra al oído que de vez en cuando hay que darle caña al mono. A veces los dioses pueden ser un poquito cabroncetes.

Hubo un tiempo en el que los filósofos pensaron que la melancolía, en su justa medida, determinaba el genio artístico, por el contrario, en exceso, prometía el camino directo a la locura. También en el Renacimiento el carácter melancólico era sinónimo de genialidad y todos se vanagloriaban un poco de ello. Hoy por hoy la melancolía está relacionada con la depresión, desgraciadamente y a los que nos gusta de vez en cuando recrearnos en ella nos da cierto miedo asomarnos al abismo desde nuestro alambre suspendido en la ensoñación.

Pero sobre la astenia no hay nada simbólico, no la ampara ningún dios olímpico, ni los poetas han escrito sobre ella, ni los filósofos debaten sobre su génesis, ni los pintores la plasman sobre un lienzo....la astenia es algo científico, inventada sobre la marcha para explicar un proceso puramente orgánico, no hay lírica en la astenia, sólo ciencia. Me gusta más el dicho popular “la primavera, la sangre altera” que las explicaciones médicas sobre la astenia , porque en ese refrán se recoge mucho mejor el transcurso de la llegada de la estación supuestamente más alegre del año. La vida estalla a nuestro alrededor, las flores colorean los paisajes, lo árboles poco a poco se cubren de nuevas hojas, los animales se encelan (en esta época ir al Zoo es poco recomendable si uno no quiere verse comprometido a contestar algunas preguntas que hacen los niños), las narices de los alérgicos no paran de moquear tiñéndose de rojo, algunos lloran por los rincones y no precisamente por mal de amores sino por los niveles de polen. En fin que es verdad que la vida se altera y damos la bienvenida al sol, a los días más largos, a las terracitas de los bares, al ambientillo ese que se respira en las calles llenas de gente con ganas de desentumecer sus músculos y su cerebro después de hibernar en los interiores, como los osos y las tortugas. Y todo eso está muy bien (excepto lo de la alergia), está bien si no fuera porque algunos de nosotros padecemos la puñetera astenia y vamos arrastrando nuestro cuerpo y nuestra alma en pena por la oficina, por la casa, por la calle...incluso conduciendo (confieso que a veces me da miedo coger el coche en ese estado, doy gracias a que no hago trayectos que duren más de cinco minutos al volante).

Esto es un vivir sin vivir en uno mismo, un morir sin morirse del todo, un no sé qué que te deja temporalmente discapacitado para pensar con claridad, para tener los pies anclados en el terruño como una persona madura, para concentrarte en cualquier cosa que no sean tus propios pensamientos lánguidos y tu eterna insatisfacción. El único consuelo es que este estado de inquietud constante se pasará cuando el cuerpo se adapte a la meteorología y a los cambios naturales que están produciéndose a nuestro alrededor.


martes, 22 de marzo de 2011

COME, REZA, AMA Y ¡LEE ESTE LIBRO!


Hace un par de semanas me terminé de leer un libro que me ha encantado “Come, reza, ama” de Elizabeth Gilbert. Al principio no estaba muy convencida del argumento, bueno, del argumento sí, pero no estaba muy convencida de querer leérmelo. Me parecía un poco tópico: el viaje al encuentro de uno mismo en los confines del mundo. Y sí, es un poco americanada (no tanto como la peli que han hecho basada en el texto) pero han sido tantas las veces que me he sentido identificada con la protagonista que casi, casi, me lo he comido en un pis-pas (literariamente hablando, que no literalmente :-)), y he llorado, y me ha conmovido, y me ha hecho reír a carcajadas y me ha hecho sentir que sí, que existe la esperanza y que hay en el mundo muchas personas tan locas (y tan ociosas, todo hay que decirlo) que son capaces de recorrer lugares tan dispares como Italia, la India o Bali para buscar paz interior. Elizabeth Gilbert lo hizo y su experiencia es francamente emocionante.

El estilo de la escritora es tan sencillo que llega a enganchar con mucha facilidad. Se nota que es periodista. El libro está estructurado en tres partes subdivididas cada una de ellas en 36 historias; cada una de esas tres partes se corresponde con los tres países que visita, aunque no se centra exclusivamente en la descripción de su vida allí pues continuamente introduce flash-backs que son indispensables para conocer mejor a la autora y saber el origen de sus neuras y de algunos de sus porqués.

Al principio pensé en subrayar aquellas frases que me parecían más profundas o más ingeniosas, pero es tan tan tan divertido y tiene tantas cosas, para mí, interesantes que desistí de utilizar el marcador porque lo habría engorrinado todo y total luego soy incapaz de memorizar ninguna de esas frases...

Ha sido un verdadero placer leerlo y lo recomiendo, sobre todo a las mujeres de entre 30 y 50 años porque es un período en nuestra vida en la que seguramente vamos a sufrir algún tipo de crisis, ya sea emocional, de identidad, de pareja, filial o cualquiera que se nos ocurra y podemos sentirnos cercanas a las experiencias de Elizabeth; claro que para ella tiene un final feliz y hay que ser un poco realista, en el 95% de los casos te das la vuelta a casa sin un príncipe azul (o un brasileño madurito guapo y con un corazón de oro) encargado de dar el empujón final para cargarte de autoestima y volver a creer en ti misma.

Esto último lo digo porque mucho crecimiento personal y mucha búsqueda de la espiritualidad pero cuando se trata de felicidad está claro que si no va acompañada por el amor la cosa no tiene mucho sentido. Esto me hace recordar una de las anécdotas que cuenta en el libro que me parece absolutamente reveladora de la verdadera naturaleza humana: “...En la década de 1980 el Ayuntamiento de Filadelfia le pidió (a la psicóloga Deborah) que diera asistencia psicológica a un grupo de refugiados camboyanos que acababan de llegar -en barcos abarrotados- a la ciudad. Deborah es una psicóloga excelente, pero ese trabajo le supuso un verdadero reto. Los camboyanos aquellos habían sufrido los peores padecimientos que los humanos pueden infligirse unos a otros: genocidio, violación, tortura, inanición, la contemplación del asesinato de sus parientes, largos años de encierro en campos de refugiados y arriesgadas travesías en barco hacia Occidente con peligro de morir ahogados y devorados por los tiburones. ¿Qué podía hacer una psicóloga como Deborah para ayudar a unas personas así? ¿Cómo iba a poder comprender el nivel de sufrimiento que habían padecido?

- ¿A qué no sabes de qué quería hablar esta gente cuando les dijeron que iban a tener asistencia psicológica? -me preguntó Deborah.


Lo único que decían era: Conocí a un tío cuando estaba en el campo de refugiados y nos enamoramos. Yo creía que él me quería, pero nos tocó ir en barcos separados y él se enrolló con mi prima. Se ha casado con ella, pero dice que me quiere a mí y no hace más que llamarme, y sé que le debería decir que me deje en paz, pero le sigo queriendo y no puedo dejar de pensar en él. Y no sé qué hacer...

Así es como somos los seres humanos. Colectivamente, como especie, ése es nuestro paisaje sentimental. Una señora muy mayor, que tenía casi cien años, me dijo: “A lo largo de la historia las dos preguntas que han traído de cabeza a la humanidad son éstas: ¿Cuánto me quieres? y ¿Quién manda aquí?”. Todo lo demás tiene solución, pero el asunto del amor y el control nos saca lo peor, nos desquicia, nos lleva a la guerra y nos hace padecer enormes sufrimientos...”

Lo dicho, ¡me ha entusiasmado!

viernes, 4 de marzo de 2011

POESIA SOMOS TODOS


No sé por qué hoy he recordado el gusto que sentía por la poesía. Hace muchos, muchos años que no me siento con un libro de poemas entre las manos. Quizás relacione la poesía con la exaltación amorosa propia de la juventud, lo cual es erróneo, pues existen obras que poco o nada tienen que ver con el amor ; o tal vez es que ya no me seduzca su ritmo, su cadencia, su brevedad. Sea como sea olvidé la poesía en un cajón y lo cerré con llave, aunque afortunadamente yo siempre lo guardo todo “por si acaso” y esa llave no la tiré. Hoy he abierto un poquito ese cajón de aficiones olvidadas, las que no tengo tiempo ya de cultivar porque mi evolución personal me ha llevado por diversos caminos, algunos de ellos a años luz de la lírica.

A pesar de todo, algunos poemas dejaron una impronta imborrable en mi memoria, uno de ellos es este poema de Luis Cernuda, “Donde habite el olvido”. Si me preguntaran el motivo concreto no sabría responder, sólo sé que me toca de lleno en un lugar oculto del corazón, es así como funciona la poesía ¿no?

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.



Los poemas son un poco o un mucho como el arte plástico. Soy de la opinión de que hacer un comentario sesudo sobre un cuadro, una escultura o un poema intimista es poco menos que despojarles de su sentido original, de la intención, del sentimiento del pintor, escultor o poeta, del instante en que surgió en su pensamiento, de aquéllo que le inspiró. Creo que hay que salvaguardar esa magia de la creación y no hay intelecto ni verbo añadido que pueda traducir esa chispa en la imaginación. Pero esto es sólo una opinión, discutible, por supuesto.

También la poesía puede escucharse. La música es poesía. A veces con letra y otras muchas sin ella. Porque, como preguntaba Bécquer “¿Qué es poesía?...” Yo diría que algo que conmueve, una profunda emoción que nos hace trascender, conectar con la parte de nuestro yo que se camufla a diario en la cotidianeidad, que busca subterfugios para no manifestarse públicamente por vergüenza, por miedo o por pura cobardía; un yo muy nuestro, sólo nuestro, donde nadie puede llegar porque es la esencia misma que se funde con el Universo entero. Como decía Victor Hugo, “La música es el vapor del arte. Es a la poesía como el sueño al pensamiento, como el fluido al líquido, como el océano de las nubes es al océano de las ondas. Es el indefinido del infinito”

Hoy recuerdo a mis poetas preferidos como Bécquer, la mayoría de los poetas de la Generación del 27, Miguel Hernández, Neruda, Benedetti... igualmente a los clásicos como Garcilaso, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Quevedo....de este último destaco aquel maravilloso “Amor constante más allá de la muerte” del que hice unos cuantos comentarios (por obligación, tanto en el Instituto como en la Universidad)

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.


Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


Me parece que es uno de los sonetos de amor, escritos en lengua castellana, más bonitos de todos los tiempos, esta imagen creo que puede ilustrar en parte el sentido que subyace en el poema, la pongo porque me parece en sí misma muy elocuente.
(Aunque he de confesar que lo que más me gustaba de Quevedo era la sátira, su inteligente y fina ironía o el dardo envenenado de su sarcasmo , aquel que se gastaba tirando a dar a sus más acérrimos enemigos).


Es curioso que he leído muy poca poesía extranjera. Supongo que el idioma es una barrera importante, traducir poesía debe ser dificilísimo porque se pierde la musicalidad y la armonía de las palabras. Una vez lo intenté con los poetas ingleses del XIX y me resultaba un poco farragoso, no sé si porque la edición no era buena, porque no captaba el sentido del poema o porque estaba en una etapa superficial en la que el Romanticismo me parecía un exceso.

Mientras escribo esto escucho a Aute, otro gran poeta del amor contemporáneo que, junto con Serrat y Sabina, forman la tríada de cantautores que más me han llegado a tocar la fibra sensible, cada uno a su manera.

“La poesía es el eco de la melodía del Universo en el corazón de los hombres” (Rabindranath Tagore)

”Y nada más.....y nada más......apenas nada más”, me voy con la música a otra parte :-)

sábado, 19 de febrero de 2011

TEMPUS FUGIT


Acabo de terminar este libro del jovencísimo Javier Ruescas. No es que sea una maravilla pero se deja leer a gusto. Después del ladrillazo que me metí entre pecho y espalda de Pérez-Reverte necesitaba algo ligerito, que no me hiciera pensar mucho y que se leyera prácticamente solo, sin mucho esfuerzo. Me sorprende que un chaval tan joven (empezó a publicar creo recordar que con 15 años) tenga la madurez suficiente para saber hilar medianamente bien una entretenida historia. Envidia cochina la que me da, no es otra cosa.
La trama es sencilla, recrea un mundo futurista poco halagüeño donde la tierra ha sido inundada por las aguas del mar a consecuencia del cambio climático, donde las personas se trasladan de un lado a otro por cabinas de teleportación y donde una macroempresa juega sucio extrayéndole futuros a la gente. La protagonista es una adolescente con la cabeza muy bien amueblada. En fin, una fantasía futurista de literatura juvenil. De vez en cuando me complace leer libros juveniles, algunos me han sorprendido muy gratamente. ¿Será que todavía conservo algo del espíritu de los 16 años? :-)

Ver el mundo desde el cielo





Muchas veces observo con envidia a los pájaros, lo hago a escondidas, para no espantarlos, me gusta verlos beber o darse un chapuzón en el estanque, cómo permanecen quietos sobre la rama de un árbol o simplemente cómo se mueven de un lado a otro. Me gusta su canto, sobre todo el de los mirlos que viven cerquita de mi jardín, o incluso en mi propio jardín, aunque he de decir que una vez mi perra Duna, llevada por el instinto cazador de su raza (una beagle), mató por diversión a dos polluelos de mirlo y desde entonces creo que los pájaros dejaron de anidar entre los setos, una pena. Es muy triste sentir cómo se va una pequeña vida entre tus manos, si poder hacer nada.


Me angustia ver a un pájaro dentro de una jaula, es una sensación que he tenido desde que era pequeña. Debe ser cuestión de claustrofobia, supongo. Siempre me he preguntado qué delito habrían cometido los pobres canarios, periquitos, cotorras, loros y demás especies que hay en las tiendas de animales para tenerlos entre rejas. ¿Belleza? ¿delicadeza? ¿capacidad para imitar sonidos?...Hay que ver cómo somos las personas, tratamos a los animales como objetos de decoración, somos como vampiros, ávidos de desangrar la naturaleza para saciar nuestra sed de poder sobre toda su belleza y armonía.


Se nota que la primavera se acerca, los pájaros se alborotan, buscan lugares para anidar, me encanta verles afanándose en sus construcciones, en su cortejo. El otro día en Madrid, mientras esperaba en la calle que viniera mi transporte, me entretuve observando cómo un palomo le enseñaba sus encantos a una paloma, pavoneándose sacando pecho y dando vueltas a su alrededor, con una santa paciencia...porque la paloma estaba más interesada en el trozo de pan que picoteaba que en las fanfarronadas del macho. Y pensé, aquí, en plena plaza de Atocha, plagada de contaminación, de coches que van y vienen, de gente que deambula con sus prisas y con sus rollos, hay un trozo de naturaleza. Por mucho asfalto, por mucho progreso, siempre se impone el instinto, la vida. Y ya me pueden contar que las palomas son una plaga, yo seguiré pensando que la verdadera plaga somos los seres humanos.

Me pregunto a menudo cómo será ver el mundo desde el cielo, sin necesitar de paracaídas o ala delta o cualquier otro artilugio inventado por el hombre para poder volar. Poder marcharte lejos, en un instante, sin hacer ruido y dejarte llevar por las corrientes de aire, como si fuera la corriente de un río que te arrastra...En ese juego en el que preguntan "Si fueses animal ¿qué serías?", generalmente me vienen dos animales a la cabeza , uno pertenece al dominio del bosque: el lobo y otro al dominio del cielo: el águila. Salvajes, fuertes, hermosos y libres; cualidades, para mí, bastante admirables.


Hay días, como hoy, en los que me apetece reivindicar la belleza de los pájaros. Me siento privilegiada por vivir en un lugar en el que abundan, en el que todos los años se ve cómo las especies del norte migran hacia el sur formando flechas en el cielo, en el que resulta tan reconfortante pasear y perderse en unos jardines animados por la armonía de sus trinos.

Hace poco descubrí en facebook que hay un grupo naturalista en Aranjuez dedicados a la ornitología, creo que nunca es tarde para nada y aunque sacrifiqué la biología por la historia, tengo muchísimas ganas de aprender todo lo que siempre quise saber sobre los pájaros. Me hará un poquito más feliz, seguro :-)

viernes, 4 de febrero de 2011

EL ASEDIO


Asediada me tiene este pedazo libro desde hace un mes. Estoy deseando acabarlo, me quedan como unas 100 páginas y no veo el momento de cerrarlo, primero: porque sujetarlo mientras lo leo es como levantar pesas en el gimnasio, tengo el bíceps izquierdo bastante desarrollado, segundo: porque me pierdo por el Cádiz del siglo XIX (me perdería también por el actual), por lo que al desconocer la ciudad se me escapa el regustillo de deambular imaginariamente por un lugar propio (como por ejemplo el Madrid también decimonónico de "Un día de cólera"), tercero: porque se me hacen pesados los párrafos dedicados al tema marinero, cuarto: porque la historia no acaba de engancharme del todo y quinto: porque los personajes masculinos son excesivamente "masculinos", rudos, valientes, machotes...lo que se debe entender por hombres, vaya, y el femenino, Lolita Palma, no acaba de convencerme.
No digo con esto que me parezca malo el libro, Pérez-Reverte es un hacha escribiendo, no me cabe la menor duda, pero hace tiempo que no me engancha con sus novelas, lo hace intensamente con sus artículos, con la mayoría de los cuales me siento absolutamente identificada, ¡cuántas verdades dice y con qué gracia e ironía las lanza para escarnio de muchos cantamañanas!, pero sus novelas......uffffffff. Recuerdo aquella "Tabla de Flandes", o aquel "Maestro de Esgrima" o "El club Dumas", ¡qué buenas! pero a partir de "La Carta Esférica" ya no he sentido el mismo placer por su lectura, quizás es que los personajes se han hecho más rebuscados, más engreídos, más "malotes" y sin una pizca de humor, y ha dejado atrás la parte de misterio con base "sociocultural" o simbólica (el esgrima, el ajedrez, los libros, el tarot....) para adentrarse en ciertos momentos históricos con el objeto de enseñarnos la parte más miserable del ser humano.
No obstante, he comprobado que comparto con este escritor su gusto por el siglo XIX, por la historia de esa España que se está haciendo a fuerza de pelear por su identidad, sea contra el enemigo francés, sea con los enfrentamientos de los propios nacionales divididos entre la consigna liberal y la conservadora, una España sangrante, debatiéndose entre la oscuridad de la tradición religiosa y las luces de unas ideas revolucionarias que por desgracia vinieron de la mano de la invasión napoleónica. Me pregunto si esas ideas ilustradas hubieran venido a través de pensadores y educadores que no empuñaran armas ni tuvieran afán conquistador, otro gallo nos hubiera cantado (o nos habríamos cargado también a los pensadores por blasfemos y pecadores). En fin, que me quedan cien hojas nada más.

lunes, 24 de enero de 2011

Emma - Tráiler en español




No me he leído aún el libro de "Emma" pero esta película me encantó. Probablemente sea la más simpática y desenfadada de todas y Gwyneth Paltrow está genial. Este glamour es el que no tienen las producciones británicas.

Rectificación

Me he dado cuenta que algunas de las películas que nombré en la anterior entrada sobre Jane Austen no son americanas, algunas son británicas. Después de verlas en Internet (a trozos) y comparándolas, me percaté que hay una clara diferencia entre unas y otras. Por lo general las británicas se ciñen más a la historia del libro, son un poco más lúgubres, las actrices, en muchos casos no son tan glamourosas y guapas , la música y la ambientación son menos espectaculares y los diálogos no son tan brillantes. ¿Me habré pasado al enemigo yanki?
Graciosa e imaginativa la serie de la BBC "Persiguiendo a Jane Austen", la ví toda seguida. Reconozco que soy la persona más impaciente del mundo y la más caótica, no hay más que ver los saltos que doy de un tema a otro en las diferentes entradas :-) En fin, c'est la vie, que dirían mis amigos los franceses.

viernes, 14 de enero de 2011

Persiguiendo escritoras


El primer libro de adultos que leí en mi vida fue “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen. Probablemente tenía 14 años, una edad propicia para exaltaciones románticas. Con el paso de los años mis lecturas se hicieron un poco más góticas y filosóficas y dejé olvidada a esta autora. Resucitó mi interés por ella cuando ví en televisión una serie de la BBC sobre la adaptación del libro “Orgullo y prejuicio”, al que siguió otra sobre “Emma”. Debió ser por el 95 más o menos. Y volví a leer a Jane Austen.
Hollywood vio un filón en los libros de Austen y adaptó “Persuasión” de Roger Mitchell en 1995; “Sentido y sensibilidad” de Ang Lee también en 1995, con una magnífica Emma Thompson, Kate Winslet y Hugh Grant; “Emma” de Douglas McGrath en 1996 con Gwyneth Paltrow; “Mansfield Park” de Patricia Rozema en 1999 y “Orgullo y prejuicio” de Joe Wright en 2005 con Keira Knightley y Matthew Macfadyen.

No es que yo sea muy fan de las pelis hollywoodienses porque la mayoría de ellas son clichés y, por lo tanto, muy previsibles, pero reconozco que los americanos son los mejores para las grandes producciones y el entretenimiento en general. Como los libros de Jane Austen no son excesivamente profundos, las producciones americanas bordan las adaptaciones. De todas ellas me quedo con la última que he mencionado de “Orgullo y prejuicio”, me parece estupenda. He descubierto casualmente que en Estados Unidos se pasó otro final distinto al europeo, sin que ninguno de los dos sea el mismo que en el libro, pero cada uno tiene su punto.
Es verdad que este tipo de literatura suele rechazarse por parte de algunas personas tachándola de cursi o sentimental, pero nada más lejos de la verdad, quien piense eso es porque no ha leído ninguno de sus libros. A Jane Austen no se la puede clasificar ni de una cosa ni de otra. Hay que situarse en el contexto, ella vivió a finales del siglo XVIII y principios del XIX, la crítica velada (o no tanto) a la sociedad de su época es importante; una sociedad en la que las mujeres de clase media tenían una única salida para no caer en la miseria: el matrimonio. No se las permitía ni trabajar ni administrar la fortuna familiar. Austen se rebeló contra aquello, en su vida real rechazó casarse por el hecho de que no habría sido por amor sino por una cuestión puramente económica. A la muerte de su padre logró salir adelante gracias a que empezó a publicar sus libros, uno de sus hermanos era el que se encargaba de hacer de “representante” y negociaba los derechos de dichos libros. Era una sociedad hecha a la medida de los hombres, en las que las mujeres eran una sombra silenciosa que bordaban, tocaban el piano y leían libros de comportamiento decoroso, poquito más que un ornamento doméstico.
Las heroínas de Jane Austen huyen de todo convencionalismo, son jóvenes alegres, dinámicas, inteligentes, que en la mayoría de los casos saben manejarse muy bien solas. Me encanta el entusiasmo de Emma, por ejemplo, o la fuerza de Elizabeth Bennet. Son personajes femeninos pero lejos de ser ñoños o cursis, como suele pasar con algunos personajes de novelas de la época del Romanticismo, son rebeldes, sutilmente rebeldes (y con causa). Y los personajes masculinos, dentro de su papel de hombres serios que se ciñen a la norma, son también ciertamente “modernos” en su fuero interno, terminan absolutamente subyugados por lo diferente, por la frescura y la espontaneidad de ellas. Personalmente me quedo con el Señor Darcy, creo que con 14 años me enamoré totalmente de este personaje de “Orgullo y prejuicio”, es el prototipo de “hombre duro”, callado, observador, un tanto arrogante y orgulloso (aunque una intuye que es sólo una fachada), en cuyo fondo guarda un tesoro. Y creo que todavía conservo un poquito de ese sentimiento porque en la versión de esta peli del 2005 el actor Matthew Macfadyen volvió a enamorarme otra vez :-), antes lo hizo el actor británico Colin Firth en la versión de la BBC y seguro que cualquier otro actor que haga de señor Darcy seguirá enamorándome porque es uno de mis personajes literarios preferidos.

En fin, que hoy tenía ganas de hablar de Jane Austen porque me apetece volver a leer sus libros (los que no leí) y ver las series y las pelis, de hecho he pedido varias de ellas a la FNAC, incluyendo una serie basada en los personajes de “Orgullo y prejuicio” que se llama “Persiguiendo a Jane Austen” y que trata de una tía de nuestra época que vive en una casa victoriana y descubre una puerta que la conecta con la historia del libro y se mezcla con los personajes y desbarata un poco dicha historia, debe ser bastante divertida. Se puede decir que cuando me gusta algo piso hasta el fondo el acelerador y durante una temporada me empapo bien del asunto, sea del original o de los sucedáneos. Me gusta la variedad y si he de criticar algo prefiero conocerlo por mí misma, por sistema no confío en el criterio ajeno. Sean como sean los sucedáneos de lo que estoy segura es que seguiré amando secretamente a Darcy :-):-)